Lectura Bíblica: Zacarías 14: 1 -11
Tema: La Segunda venida de Cristo (5ta parte – El reinado del Rey de Paz)
Versículo destacado: “Y Yahweh será rey sobre toda la tierra. En aquel día Yahweh será uno, y uno su nombre” Zacarías 14:9
Comentario: El Antiguo Testamento profetizaba la llegada de Dios mismo a la Tierra como un Rey poderoso. En el primer siglo, los judíos esperaban el cumplimiento de las profecías bíblicas y la llegada de un Mesías guerrero que los liberaría de la opresión de los conquistadores romanos. Pero, ellos no tenían presente el plan de Dios en Cristo.
Primero, en realidad, Dios enviaría a su Hijo, el Mesías prometido, para que él muriera en la cruz como un manso cordero. Esta era una parte importantísima del plan de Dios que los judíos no entendían. Con la muerte de Jesús, se lograría – para toda la humanidad – la salvación eterna. Luego, al final de los tiempos, Dios cumpliría las demás profecías que anunciaban la venida de un Mesías poderoso que sometería a los rebeldes e instauraría el Reino de Dios en plenitud sobre la Tierra.
En Zacarías 14, se profetizan acontecimientos aún futuros. Se profetiza la Segunda venida de Cristo como Rey divino a tomar control del mundo.
Lo primero que podemos observar en este pasaje es que Zacarías llama al tiempo de la Segunda Venida el “día de Yahweh” o “día del Señor”. Este es un tiempo profético que, en las Santas Escrituras, describe el tiempo de la intervención directa de Dios en la historia humana para terminar con la rebelión del hombre e instaurar su Reino, un reino de paz y prosperidad sin límites.
Este “Día del Señor”, “grande y terrible”, será un tiempo de convulsión y un tiempo de guerra (v.2). Será precedido por otro tiempo igualmente convulsionado, llamado en la Biblia “la Gran Tribulación”. Estos dos períodos de tiempo, que se darán al final de la historia de este mundo actual, harán que la humanidad tiemble de miedo, dolor y angustia como jamás ha sucedido en la historia antes.
Durante el período del “Día del Señor”, Dios mismo peleará contra la humanidad rebelde y la someterá para siempre (v.3). Los rebeldes serán destruidos y el gobierno de Dios será instaurado sobre todas las naciones. Luego, de la venida de Cristo, todas las naciones que queden en pie estarán compuestas por personas físicas, pero ya no serán rebeldes a los designios y a la voluntad de Dios. Todos se someterán al gobierno de Jesucristo quien regirá a todo el mundo con vara de hierro.
Jesús volverá a la tierra a un lugar muy conocido por él. Un lugar donde a él le gustaba estar en los días de su ministerio terreno: el Monte de los Olivos, en Jerusalén (v.4). Él no volverá sólo sino que lo hará con todos sus santos (v.5). ¡La corte del Rey Celestial se instalará en la Tierra y gobernará con poder y majestad desde la Ciudad de Jerusalén! Al fin, Jerusalén se convertirá en una ciudad de paz y ya no será más convulsionada por los disturbios o la guerra. ¡El Rey de Paz gobernará al mundo desde allí!
Leemos en el versículo 9 que “Yahweh será rey sobre toda la tierra. En aquel día Yahweh será uno, y uno su nombre”. Jesús, quién es Yahweh, gobernará como rey poderoso; pero también como Dios soberano y Sumo Sacerdote de la única religión verdadera. Jerusalén ya no será más la sede de las tres religiones monoteístas: judaísmo, islamismo y cristianismo. ¡No! Sólo habrá una religión, la única religión verdadera, la de nuestro Señor Jesucristo. ¡Todo error y confusión religiosa será quitada de en medio para siempre! El pueblo judío, al fin, reconocerá a su Mesías y se postrará ante él al igual que todos los seres humanos.
El día de la Segunda Venida será un día muy especial. Será un día luminoso, pero nadie sabrá cuándo acontecerá exactamente (v.7). Sólo Dios, en su bendita potestad, sabe cuándo llegará este glorioso día del advenimiento de nuestro amado Señor Jesús.
El día que los pies de Cristo vuelvan a tocar esta Tierra se sucederán cambios geográficos importantes. En el caso de Jerusalén, surgirá un río de aguas de vida que será para la salud y bendición de las naciones (v. 8)
Si bien Zacarías comenzaba este capítulo con señales de alarma y advertencia por la llegada del terrible y temible “Día del Señor”, al llegar al versículo 11 nos da una esperanzadora promesa. Él escribió: “Y morararán en ella, y no habrá nunca más maldición, sino que Jerusalén será habitada confiadamente”. ¡El regreso de Cristo marcará la llegada de un tiempo de paz como jamás ha conocido la humanidad! ¡Jesús comenzará un nuevo mundo lleno de extraordinarias bendiciones y prosperidad para todos! ¡Oremos con gozo por la llegada en plenitud de este bendito Reino! ¡Sí, ven Señor Jesús!
¡Qué la gracia y la paz de Dios sea sobre su vida!
En Cristo, Julio Fernández
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