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Lectura Bíblica: Colosenses 2:11-15

Versículo destacado: “Y a vosotros, estando muertos en vuestros pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él…” Colosenses 2:13

Tema: La nueva vida en Cristo

Comentario: Notemos que, en el versículo trece, Pablo explica la condición del ser humanos antes de conocer a Dios. Él describe la condición de los hombres antes de creer en Cristo diciendo que ellos están “muertos en pecados y en la incircuncisión de (su) carne”. Es decir, Pablo dice claramente que sin Cristo no hay esperanza de vida eterna ni de comunión con Dios. Sin Cristo, el ser humano está espiritualmente muerto. Tal como escribió san Juan: “el que tiene a Cristo, tiene la vida. El que no tiene a Cristo, no tiene la vida”. Por eso es vital proclamar la buena noticia del evangelio para que las personas puedan recibir la vida eterna al confiar en Jesucristo como Señor y Salvador. El versículo trece continúa explicando que, al creer en Cristo, Dios nos “dió vida”. La vida eterna y la salvación no se ganan por méritos humanos o buenas obras. La vida espiritual es un regalo de Dios por eso, dice el texto, que fue Dios quien nos la dió. El pasaje de muerte a vida que recibe el creyente al creer en Cristo sucede por una intervención y un milagro de la gracia de Dios. Esta gracia nos es dada gratuitamente y sin mediar esfuerzo alguno de nuestra parte. Es un acto soberano de la gracia divina y es recibido por la fe. Esta recepción de la salvación si bien la hacemos en fe, no supone que nuestra fe sea una obra que la gane. Nuestra fe simplemente es una aceptación confiada, humilde y desesperada de esa vivificante gracia salvadora que nos es regalada por Dios.

Ayer, analizamos tres resultados de nuestra unión espiritual con Cristo. Ahora, veamos el cuarto resultado de esa unión. Pablo dice que nos fue dada NUEVA VIDA EN CRISTO y nos explica que esto sucedió de tres maneras.

En primer lugar, dice que la nueva vida nos fue dada porque DIOS PERDONÓ TODOS NUESTROS PECADOS. La palabra que aquí se traduce “perdonándoos” viene de una palabra griega que deriva del vocablo “gracia”. De esta manera se enfatiza el carácter libre y gratuito del perdón de Dios. El perdón divino es un acto que fluye de la misericordia y de la gracia de Dios. Es un acto de amor que, en realidad, precede a la acción divina de vivificar al creyente. La consecuencia de ese perdón es completa y total. Todos los pecados son perdonados por nuestra unión con Jesús. El perdón nunca es ganado, sino que fluye libremente como un raudal desde el trono de Dios por su amor y misericordia hacia el pecador. Este perdón costó tan caro que no se puede pagar de ninguna forma, sólo hay que confesar la realidad de una condición caída y necesitada y confiar en Cristo para recibirlo y disfrutarlo.

En segundo lugar, Pablo expresa que, para darnos nueva vida, DIOS ANULÓ EL ACTA DE LOS DECRETOS que había contra nosotros. La palabra “anulando” que aparece en el texto bíblico debería traducirse mejor como “habiendo cancelado o anulado”. Este vocablo se utilizaba para indicar la cancelación de una deuda o indicar el acto de borrar algo de un papiro. La expresión “el acta de los decretos” alude a un documento firmado por un deudor donde se compromete a pagar y cancelar una deuda que ha contraído. Toda la humanidad estaba comprometida a obedecer al Creador, pero por su desobediencia está bajo pecado y condenada a muerte (Romanos 2:11-16). Sin embargo, mediante su muerte en la cruz, Cristo “ha quitado” dicha acta. Es decir, la muerte de Cristo canceló el documento en el que constaba que debíamos pagar con la muerte nuestro pecado. Dicho documento legal fue clavado en la cruz siendo pagado por la sangre de Cristo. Donde antes decía “deudor condenado”, ahora dice “redimido por siempre”.

Tercero, Pablo explica que, para hacernos nuevas criaturas, DIOS DESPOJÓ A LOS PRINCIPADOS Y POTESTADES. Las fuerzas de las tinieblas batallaron contra Jesucristo durante toda su existencia como un ser humano en la Tierra. Pero en la cruz, Jesús derrotó total y completamente todas las huestes demoníacas. Los gnósticos hablaban de toda una serie angelical de poderes que dominan el universo. Pablo nos explica que, en realidad, todos esos seres han sido vencidos por Cristo y sido llevados esclavos por su victoria absoluta en la cruz. El Dr. Evis L. Carballosa comenta este versículo diciendo: “La figura es la de un victorioso líder militar, el emperador romano, a la cabeza de la procesión triunfal de sus cautivos de guerra. Ese era uno de los honores más altos que un general romano podía alcanzar. Antes de tener la procesión tenía que reunir ciertas condiciones. Tenía que ser él, el comandante en jefe en el campo de batalla. Además, la campaña tenía que haber sido completada victoriosamente. Un número considerable de enemigos tenía que haber caído en batalla y una extensión considerable de territorio haber sido conquistada. Esa figura es particularmente aplicable a Cristo cuando venció los poderes del mal en la cruz. Cristo era el comandante en jefe en el campo de batalla cuando se consiguió la victoria. Las fuerzas enemigas más poderosas, las del reino satánico, cayeron, y se aseguró una positiva y extensa bendición: la salvación espiritual”. Todos esos seres de maldad ya no pueden reclamar nuestra vida y exigir nuestra muerte. Jesucristo los ha vencido y ha ganado nuestra vida en comunión con Dios.

¡Qué la gracia y la paz de Dios sea sobre su vida!

En Cristo, Julio Fernández