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Lectura Bíblica: Exódo 16

Versículo destacado“He aquí yo os haré llover pan del cielo; y el pueblo saldrá, y recogerá diariamente la porción de un día…” (Éxodo 16:4).

Tema:El maná de Dios

Comentario: Dios no exige que practiquemos una religión ritual y externa, sino que desea que vivamos una relación de amor con Él. El cristianismo bíblico no consiste en la práctica de rituales ni en el cumplimiento de frías órdenes legalistas para procurar aplacar a un Dios alejado y enojado.  Tampoco consiste en la repetición de fórmulas espirituales ni en la participación en complicadas y pomposas ceremonias para lograr la aprobación y la bendición divina. El cristianismo enseñado por Jesús consiste en desarrollar una relación personal con el Dios vivo, con el Dios que se nos manifiesta como un Padre compasivo y amoroso. Es decir, el cristianismo consiste, realmente, en conocer a una Persona, la persona de Dios mismo. La Biblia dice: “Esta es la vida eterna que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo a quien has enviado” (Juan 17:3). Conocer a Dios quiere decir tener una profunda e íntima comunión con El. Nada mejor para esto, que pasar diariamente un tiempo de quietud en su presencia. Orando, hablando con Él; pero también escuchando al Dios vivo a través de Su Palabra. Por eso, la importancia de que cada día leamos una porción de la Biblia, prestemos especial atención a un versículo que nos haya impactado y que podamos pasar un tiempo de oración en la presencia de nuestro Padre Celestial. La idea de este sitio web que dimos en llamar “MANA DE HOY” es, precisamente, motivarnos y ayudarnos a tener, diariamente, un tiempo de quietud y concentración espiritual, untiempo devocional que nos acerque y nos ayude a conocer al Dios de toda gracia que nos ama incondicionalmente y que cada día renueva sus misericordias para todos.

Después de su liberación de la esclavitud en Egipto y durante su travesía hacia la Tierra Prometida, el pueblo de Israel fue sostenido por Dios de una manera extraordinaria. Diariamente en el desierto, los hebreos recibían la provisión alimentaria justa directamente de Dios mismo. Este alimento celestial los mantenía fuertes y saludables en su peregrinación al lugar prometido para ellos. El Eterno había dicho a Moisés: “He aquí yo os haré llover pan del cielo; y el pueblo saldrá, y recogerá diariamente la porción de un día…” (Éxodo 16:4).  A ese precioso pan del cielo, se lo llamó maná. El Maná era un regalo de la gracia de Dios, pero los israelitas debían esforzarse cada día en salir a buscarlo. Nuestro Padre Celestial, también hoy, sigue proveyéndonos alimento espiritual propicio para nosotros cada día. Ese alimento que puede darnos fortaleza y salud espiritual es Su Palabra, las Santas Escrituras. ¿Saldremos de nuestra comodidad y rutina diaria para buscar la ración diaria que puede alimentar y mantener sano nuestro espíritu? Notemos que Israel no podía acumular el maná, debía recogerlo cada día. Así, pues, es vital también para nosotros que nos nutramos diariamente de la bendita Palabra de Dios. La lectura, el estudio y la reflexión de la Biblia nos ayudan a mantenernos bien alimentados y nutridos espiritualmente en nuestra peregrinación hacia nuestro encuentro con Dios en la eternidad.

¡Qué la gracia y la paz de Dios sea sobre su vida!

En Cristo, Julio Fernández