Lectura Bíblica: Génesis 17:1-4
Versículo destacado: “Por el Dios de tu padre, el cual te ayudará, por el Dios Omnipotente, el cual te bendecirá con bendiciones de los cielos de arriba, con bendiciones del abismo que está abajo, con bendiciones de los pechos y del vientre”. Génesis 49:25
Tema: El Dios Todosuficiente
Comentario: En la Biblia, Dios se revela a sí mismo con el nombre “El Shaddai” que significa “El Dios todosuficiente”. El vocablo “Shaddai” procede de “shad” que significa el pecho femenino como fuente de nutrición y descanso del niño hambriento y desesperado. De ahí, que la palabra “shaddai” se traduzca como “todosuficiente” aplicando a Dios la figura de una madre que sustenta y protege a su niño y heredero. Dios cuida a su pueblo como una madre brindándole sustento, protección, sosiego, descanso, nutrición, satisfacción y crecimiento. Dios vela por su pueblo, como una madre cuida y defiende a sus hijos. “El Shaddai” muestra una hermosa faceta de la personalidad de Dios. Su amor, su cuidado, su ternura hacia los suyos. Otra traducción válida de “Shaddai” es “dispensador de beneficios”. Este nombre nos muestra una característica maternal en el carácter de Dios, ese carácter cuya esencia más profunda y característica es el amor. Dios es nuestro “dispensador de beneficios”. Es quien suple nuestras necesidades y nos cuida como una madre. Dios es nuestro Padre Celestial, pero la paternidad de Dios no revierte solo las características de la masculinidad caída de los padres terrenos. A veces, los padres humanos pueden ser implacables, crueles, agresivos, desconsiderados. Dios no es este tipo de Padre. En el Dios Creador se conjugan todas las características perfectas de la paternidad y de la maternidad. Él es un Dios fuerte, poderoso; pero también es un Dios amoroso, tierno, cuidador y protector de sus hijos. Dios engendra hijos y no los abandona. Los cuida, los ama, los protege para que crezca fuertes, sanos y felices.
Muchos teólogos y estudiosos traducen el vocablo “El Shaddai” como Dios Todopoderoso. De hecho en la versión Reina Valera 1960 (la traducción más difundida en castellano) “El Shaddai” se traduce de esta manera. Otros estudiosos sugieren que “El Shaddai” se refiere al poder de Dios manifestado en sus juicios y, aún otros comentaristas bíblicos sugieren que este nombre significa “Dios de las montañas”. Todas estas posibilidades amplían el significado del nombre “El Shaddai” y son un aporte importante en la compresión de dicho significado. Sin embargo, una mejor o más significativa traducción – recordemos – es verter este nombre como “EL DIOS TODO-SUFICIENTE”. El Dios que es dispensador de beneficios, que nos nutre, nos sustenta, nos cuida, nos protege y nos defiende. El Shaddai es el Dios que nos tiene entre sus brazos que son fuertes y tiernos a la vez.
Algunos pasajes de las Santas Escrituras donde aparece este nombre de Dios son:
Génesis 17:1-4 “Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto. Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera. Entonces Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él, diciendo: He aquí mi pacto es contigo, y serás padre de muchedumbre de gentes”.
Génesis 35:11 “También le dijo Dios: Yo soy el Dios omnipotente: crece y multiplícate; una nación y conjunto de naciones procederán de ti, y reyes saldrán de tus lomos”.
Génesis 48:3 “y dijo a José: El Dios Omnipotente me apareció en Luz en la tierra de Canaán, y me bendijo,…”
Génesis 49:25 “Por el Dios de tu padre, el cual te ayudará, por el Dios Omnipotente, el cual te bendecirá con bendiciones de los cielos de arriba, con bendiciones del abismo que está abajo, con bendiciones de los pechos y del vientre”.
Salmo 90:2 “Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios”.
El nombre de Dios “El Shaddai” aparece cuarenta y ocho veces en el Antiguo Testamento. Nos señala a Dios como la fuente inagotable de toda bendición y cosa buena. Dios es todopoderoso, fuerte, inmenso e imponente como las montañas. Es inexpugnable, infranqueable, invencible. Pero también es un Dios cercano. Tan cercano como el pecho de una madre. Una madre que nos cuida, que nos nutre, que nos protege, que nos defiende, que desea lo mejor para nosotros y que nos quiere ver crecer en bienestar, satisfacción y felicidad. En Dios se conjugan el Padre y la madre perfectos, por eso las Santas Escrituras nos recuerdan: “aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Yawhew me recogerá” (Salmos 27:10).
¡Qué la gracia y la paz de Dios sea sobre su vida!
En Cristo, Julio Fernández
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