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Lectura Bíblica: Génesis 14:17-22

Versículo destacado: “Y se acordaban de que Dios era su refugio, Y el Dios Altísimo su redentor Salmo 78:35

Tema: El Dios Altísimo

Comentario: En las Santas Escrituras, Dios se nos revela como “El Elyón”. Esta expresión hebrea  significa “el Dios Altísimo” y exalta a Dios como el Ser Supremo. Dios es el ser más grande, el más importante y el que está sobre todo. Nada ni nadie es más grande, majestuoso, importante o poderoso que Él. “El Elyón” es el Dios soberano que reina en majestad y gloria absoluta. Es el Dios Santo, el Dios inalcanzable, el Dios que habita en la luz más inaccesible. Si este Dios Creador y único no hubiera decidido revelarse a sí mismo hubiera sido imposible entender algo de su magnificencia, características y propósitos que hoy podemos comprender a través de la Biblia. La Biblia que es, precisamente, el medio especial por el cual “El Elyón” ha decidido darse a conocer a los hombres. El Dios Altísimo es el poseedor y dueño de toda la creación. De todos los bienes del cielo y de la tierra. Es interesante notar que la Biblia enseña que Melquisedec, un rey gentil, reconoció a Dios por este nombre y lo sirvió como su representante siendo un rey-sacerdote. El nombre Melquisedec significa “rey de justicia” y este monarca reinó sobre la ciudad de Salem, la misma ciudad que hoy conocemos como Jerusalem (“ieru”: ciudad y “shalaim”: paz). El mismísimo patriarca Abraham, reconoció a su Dios, como “El Elyón”, cuando – en un acto de obediencia y adoración – entregó a Melquisedec, representante del Dios Altísimo, los diezmos de toda su riqueza. Leamos esta historia en Génesis 14:17-22: Cuando volvía de la derrota de Quedorlaomer y de los reyes que con él estaban, salió el rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es el Valle del Rey. Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra;  y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo. Entonces el rey de Sodoma dijo a Abram: Dame las personas, y toma para ti los bienes. Y respondió Abram al rey de Sodoma: He alzado mi mano a Jehová Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra. ¡Qué buen ejemplo nos dejó Abraham! Reconocer al Dios Altísimo tiene también que ver con actos físicos, con obediencia, con entrega, con dar de uno para que el nombre del Dios grande y poderoso sea glorificado y proclamado en el mundo. Implica respeto, apoyo y reconocimiento al ministerio que Dios ha puesto para representarlo en el mundo. El creyente nunca es indiferente a la participación en la obra que Dios realiza en la Tierra entre los hombres.

Otras escrituras que presentan a Dios como el gran “El Elyón” son:

Salmo 78:35 “Y se acordaban de que Dios era su refugio, Y el Dios Altísimo su redentor.

Daniel 4:34 “Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades.

Hechos 16:17 Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación.

Recordemos siempre que nuestro Dios es “El Elyón”, el Dios Altísimo, el Dios Todopoderoso, el Dios siempre presente. Confiar en él es colocar nuestra confianza en lugar seguro, en el mejor lugar. Nuestro Dios tiene la supremacía y el dominio sobre todo. ¡No hay fuerza ni poder que pueda contra él o pueda destronarlo! ¡Nuestro Dios es refugio seguro en el tiempo de angustia!

¡Qué la gracia y la paz de Dios sea sobre su vida!

En Cristo,  Julio Fernández