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Lectura: Colosenses 3:8

Versículo destacado: “Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas…”Colosenses 3:8

Tema: Agradando a Dios con nuestra vida

Comentario: En el versículo cinco del capítulo tres de Colosenses, el apóstol Pablo había pedido a los creyentes que hicieran morir determinadas obras y actitudes pecaminosas. En el versículo ocho, agrega un segundo mandato. Ahora, dice “dejad”, “despojaos” de determinadas obras. Es como si dijera: “ahora mismo desvestíos de todo lo malo”. La idea que expresa describe a una persona que se desviste de su ropa sucia, hedionda y pestilente. El mandato tiene que ver con despojarse, echar fuera o deshacerse de esa “ropa” de maldad que no es apta para un creyente y que, por otra parte, no agrada a Dios.

Pablo da una lista de otros cinco pecados que los creyentes debemos quitarnos despojándolos de nuestra vida.

Primero, debemos alejarnos de la “ira”. Este pecado se refiere a manifestaciones repentinas de indignación y rabia que afecta los sentimientos y las emociones.

Segundo, debemos despojarnos del “enojo”. Este generalmente va de la mano de la “ira”, pero mientras que la ira se refiere a una manifestación violenta externa, el enojo tiene que ver más con un sentimiento de furia, malhumor y desagrado interno. La ira es la explosión del volcán, el enojo la lava ardiente interna.

Tercero, debemos desvestirnos de la “malicia”. Este pecado tiene que ver con la mala voluntad y la malignidad hacia alguien. Es obrar en desmedro de otros.

El cuarto pecado que debemos evitar es la “blasfemia”. Si bien generalmente la blasfemia es un mal decir contra Dios, en este pasaje, parece más bien referirse a un mal hablar contra otro ser humano. Tiene más la connotación de “difamación” o “falso testimonio”. Es hablar en desprestigio de otro.

Quinto, debemos despojarnos de “palabras deshonestas”. Literalmente, es dejar de decir “palabras obscenas”. Pablo recalca que estas palabras no deben salir “de nuestra boca”, ya que de la abundancia del corazón habla la boca. Hablar malas palabras demuestra que internamente tenemos cosas que solucionar y son la punta externa del iceberg sumergido en nuestro interior.

La Palabra de Dios dice que separados de Cristo, nada podemos hacer. Si queremos desvestirnos de todos estos pecados, debemos tener presente que no lo lograremos sólo con nuestros esfuerzos voluntariosos o porque ahora queremos ser buenos. La forma segura para cambiar es asirnos a Cristo y a una sólida comunión con él. ¡Estando aferrados a Cristo encontraremos, a través de la obra del Espíritu Santo, la fuerza para alejarnos del mal y para dar los frutos de justicia que agradan a Dios!

¡Qué la gracia y la paz de Dios sea sobre su vida!

En Cristo, Julio Fernández