Lectura: Colosenses 2:16-17
Versículo destacado: “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo” Colosenses 2:16
Tema: La verdadera sustancia y cuerpo de la fe.
Comentario: El pasaje comienza diciendo “por lo tanto” que quiere decir “sobre la base de lo que se venía diciendo antes”, en los versículos anteriores. Pablo dice que“nadie los juzgue”. Es decir, que nadie los critique. Los falsos maestros que estaban atacando a los creyentes en Colosas los criticaban por no cumplir con las festividades judías. Esos herejes no aceptaban que los cristianos, por su fe en Jesús, habían sido liberados del ritualismo.
Los “días de fiesta”, “luna nueva” y “días de reposo” que aquí se mencionan son las festividades del Antiguo Testamento. Los falsos maestros enseñaban que los cristianos debían seguir guardándolas para alcanzar la salvación. Recordemos que los judíos guardaban fiestas tales como la Pascua, «los Panes sin levadura», Pentecostés y Tabernáculos. Todos los varones israelitas estaban obligados, por la Ley, a asistir a estas celebraciones que, por otra parte, debían guardar escrupulosamente (Exodo 23:14-19; Levitico 23:1-44). A estas festividades, precisamente, se refiere la expresión “días de fiesta” utilizada aquí por Pablo. La “luna nueva” se refiere a la fiesta mensual, y los“días de reposo” se refiere a los días sábados que eran el día de descanso semanal bajo el Antiguo Pacto de Dios con la nación de Israel.
Pablo dice que todos estos días no son la realidad de nuestra fe. Nuestra fe no tiene que ver con observancias o ritualismo externos, sino con la confianza absoluta en Cristo como Señor y Salvador. Jesucristo es nuestro descanso. Ahora, bajo el Nuevo Pacto, nuestro descanso es una persona, no días o temporadas festivas.
El cristiano no pone su esperanza de salvación en guardar temporadas o días especiales ni en cualquier otro rito o práctica. El cristiano confía sólo en Cristo y su obra para alcanzar la salvación y la vida eterna.
Pablo agrega que estos días son sólo “sombras”. Es decir, una sombra es sólo un espectro oscuro, sin cuerpo, sin substancia. Es sólo una representación difusa y desdibujada de un cuerpo, de un cuerpo que es la realidad y lo verdaderamente importante. Pablo está diciendo que la realidad y lo importante, el cuerpo, es Cristo. Todos los ritos, días y todo el contenido del Antiguo Pacto sólo eran una sombra que anunciaba la llegada de una única realidad y sustancia verdadera: Jesucristo.
Jamás nos enredemos o nos perdamos en las oscuras sombras y laberínticas prácticas de la religión. Vayamos a la realidad y busquemos la sustancia, lo verdaderamente importante. Cuando hagamos esto, seguro, llegaremos… ¡a los pies de Cristo!
¡Qué la gracia y la paz de Dios sea sobre su vida!
En Cristo, Julio Fernández
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