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Lectura Bíblica: Juan 13

Versículo destacado: “en esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:35)

Tema: La señal identificatoria del discípulo de Cristo

Comentario: ¿Cuál es la señal que identifica al verdadero cristiano? ¿Podemos distinguirlo de alguna manera? ¿Es guardar el sábado o el domingo como día de reposo? ¿Es tener o manifestar algún don espiritual especial? ¿Es el bautizarse en alguna iglesia? ¿Es cumplir con algún rito o devoción religiosa? ¿Es asistir a determinada iglesia? ¿Es asociarse a determinada denominación religiosa? No. Ninguna de estas cosas identifica como genuinos a los discípulos de Cristo. Jesús dijo: “en esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:35). La señal  que identifica a un cristiano es cumplir con el mandamiento del amor abnegado dejado por su Señor: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros” (v.34). Este amor, no es un amor meramente humano. Es el amor con mayúsculas que sólo puede habitar en el ser humano como un don de Dios. Un don que llega a nuestras vidas como fruto del Espíritu Santo que nos fue dado y habita en nosotros por la gracia de Dios. El pueblo de Dios siempre entendió  que el amor y la misericordia siempre deben ser primordiales en la vivencia de su fe. El camino cristiano no consiste en la práctica de una religión ritualista y externa, sino en la expresión de los frutos del Espíritu en las relaciones interpersonales. Pensando en este recordé lo que Menno Simons enseñaba en tiempos difíciles de persecución y sufrimiento. Simons fue un líder religioso anabaptista de los Países Bajos contemporáneo de los reformadores del siglo XVI. Él hacía incapie en la práctica piadosa de una fe basada en el amor y la misericordia. En una de sus obras, leemos: “Nosotros… enseñamos y mantenemos por la Palabra del Señor, que todos los cristianos verdaderamente creyentes son miembros de un solo cuerpo y están bautizados por un solo Espíritu en un solo cuerpo, que son participantes de un solo pan, que tienen un solo Señor y un solo Dios. Dado que de ese modo ellos son uno, es cristiano y razonable que se amen divinamente los unos a los otros, y que un miembro se muestre solícito por el bienestar de los demás, porque eso es lo que enseñan la Escritura y la naturaleza. Toda la Escritura habla de la misericordia y del amor, y ésa es la única señal por la que un verdadero cristiano puede ser reconocido”.  Más que un teólogo, Menno Simons fue un pastor. El principal motivo de su ministerio fue instruir y acompañar a las comunidades anabautistas perseguidas enfatizando un mensaje de fe en nuestro Señor Jesucristo y el amor cristiano entre las personas. Él mismo debió hacerse tiempo para escribir en condiciones sumamente adversas, a sabiendas de que el emperador Carlos V le había puesto precio a su cabeza, pero aun así no perdió de vista lo más importante de la enseñanza cristiana: el amor y la misericordia por todos los seres humanos. ¡Qué tampoco nosotros nunca perdamos de vista lo importante de nuestra fe: la práctica de una vida piadosa llena de fe, amor y misericordia!

¡Qué la gracia y la paz de Dios sea sobre sus vida!

En Cristo,  Julio Fernández